Los Tres Pasajes, nº 11, 1953

El Campeonato local de fútbol infantil, que ya ha adquirido carta de naturaleza entre nosotros, viene jugándose desde 1946.
La idea de este interesante torneo brotó en el seno de la «Acción Católica» de Pasajes, como un estí­mulo indirecto que se podí­a brindar a los militantes más puntuales y consecuentes.
Alma de esta loable iniciativa, de su realización y mantenimiento es nuestro querido amigo, el entusiasta, dinámico y polifacético pasaitarra Pepito Iturgáiz, muy eficazmente secundado por el sacerdote de la parroquia anchotarra, D. Nicolás Balenciaga.
Desde su implantación, esta competición suele tener comienzo el 1.° de Mayo, celebrándose los encuentros lo mismo los dí­as laborables que los festivos, a conveniencia de los propios participantes.
La tramitación que sigue el torneo es como sigue. Primeramente se anuncia su celebración, recomendando a quienes deseen participar en él que se inscriban. Cerrado el plazo de admisión de inscripciones, se les convoca a todos los inscriptos a una reunión, en la cual son los propios convocados quienes –mediante la clasificación, hecha por ellos mismos, en «buenos», «regulares» y «malos»– se agrupan y organizan en equipos, de modo que las fuerzas queden equilibradas.
El término de cada torneo arroja un Campeón y un Sub-Campeón, después de haber jugado todos contra todos por el procedimiento corriente y conocidí­simo de dos vueltas establecido en la «liga» profesional.
Y seleccionado entre todos los pequeños jugadores, se destaca también al «jugador modelo», para quien se reserva, asimismo, un interesante premio. Esta innovación fue introducida hace escasamente tres años.
Para poder jugar en este Campeonato local de futbol infantil se requiere haber cumplido los 10 años y no tener todaví­a los 16.

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El primer Campeonato se jugó, como queda consignado al principio, en 1946, participaron en él cinco equipos de ocho «equipiers» cada uno.
Iniciado en terrenos de Molinao, pronto se advirtió la imposibilidad de que se siguiera jugando en aquel lugar.
Entonces se trató de adoptar como terreno de juego el solar afonde se suelen correr los «embolados» en estas fiestas patronales.
Pero, sin acabar aquel primer Campeonato, hubo necesidad de buscar un nuevo acomodo, pasándose a la cancha del frontón de Ancho, que es donde se continúa jugando hasta la fecha.
Que… ¿por qué ocho y no once, como es norma, los componentes de cada equipo? Pues… sencillamente, porque, si fuesen once, no cabrí­an todos en los reducidos lí­mites de dicha cancha.
Por esto se decidió recurrir a la fórmula sintética de los ocho, que son: un portero, dos defensas, dos medios y tres delanteros. Corrientemente, los «ochos» que participan en estos torneos son cinco o seis, y los encuentros –en medio de la máxima expectación– dan comienzo a las siete y media de la tarde. ¡Hay quien se provee de su delantera de cancha desde cinco horas antes! Con que…
Se nos olvidaba decir que cada equipo se autobautiza a su gusto y que se juega con pelotas bastante gruesas de goma.

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Ganó el primer Campeonato el equipo integrado por los siguientes muchachos, después de una brillantí­sima campaña: Josecho Arrillaga; Toní­n y Cortázar I y II; Achúcarro y Fano; Garmendia, Echezarreta, Segundo Arrillaga, Garcí­a y Nicolás Alcorta. En aras de la brevedad de este reportaje, nos limitaremos, finalmente, a estampar la composición del equipo ganador del Campeonáto en 1953:
Dorador; Urquijo, Bóveda; Montoya II, Urquizu; Josechí­n, Ferrer y Brosa.

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Hemos dicho que el Campeonato local de futbol infantil se desarrolla en medio de la máxima expectación. Y es la verdad. La gente acude a presenciar las hazañas futbolí­sticas de los «ases» del mañana, y chilla, y aplaude y.., hasta protesta cuando advierte algo que no le gusta.
Todo eso está muy bien. Este y otros espectáculos necesitan, efectivamente, de ese calor popular que les vivifica y estimula. Pero necesitan, también, de algo idénticamente importante, muy importante: comprensión. Es preciso comprender el sacrificio de diverso orden que se han impuesto para llevar adelante su iniciativa y rodearla cada año de nuevos alicientes. Acción Católica y sus dos elementos más representativos en este apartado deportivo que son Pepito Iturgáiz y el sacerdote D. Nicolás Balenciága.
Año ha habido en que el torneo tocaba a su fin… y todaví­a no se habí­an encontrado las copas que habí­a que otorgar a los vencedores..
Creemos que el detalle es sobradamente elocuente; y no nos parece oportuno insistir, porque… al buen entendedor…
¡Ah! Y el campo de futbol de que Pasajes carece es algo tan vital, que nos parece oportuní­sima la ocasión para llamar la atención, una vez más, de las autoridades pasaitarras.
Pero… ¿y el campo de futbol que iba a tener Pasajes? ¿Dónde está? Se decí­a que era cosa ya decidida. Y no se hizo, sin embargo. Nadie sabe por qué. Aunque es probable que alguien lo sepa…
El caso es que hace mucha falta. La inquietud deportiva de la Villa lo requiere, lo necesita. Se juega en el frontón porque no tenemos «stadio».
Los muchachos de hoy son los hombres de mañana; y es una pena que puedan llegar a malograrse chicos que traen verdadera «madera» de jugadores notables.
A pesar de todo, ahí­ están Paquito Porres y Paquito Ferrer, galardonados en 1952 y 1953, respectivamente, con el premio al «Jugador modelo». Y ahí­ están, también, muchachos que se han dado a conocer en los Campeonatos locales infantiles como futbolistas de verdadera calidad: Arriarán, que juega actualmente en el «Mallorca»; Antoñana (Chita), jugador del «Herrera», del «Pasajes…»; Nicolás Alcorta, del «Chistu»; Nieto (Pirris), Achúcarro (Karilo)…
¿No es una verdadera pena que pueda estropearse esta feliz cantera por falta de condiciones?